
De
EspañaNos encantó nuestra estancia. Las cabañas son auténticas, cómodas y bien equipadas, con una cama grande, nevera y hasta una hamaca para relajarse. El recinto está muy bien cuidado, con una piscina y espacios agradables para descansar.
Pero, sin duda, lo mejor fue la atención de Doña Belinda. Desde el primer momento fue increíblemente amable y atenta, ofreciéndonos incluso la posibilidad de volver después del check-out para disfrutar de la piscina. Ese trato tan cálido hace que la experiencia sea aún mejor.
Recomendamos este lugar a quienes buscan tranquilidad, naturaleza y una hospitalidad excepcional. ¡Volveríamos sin dudarlo!